Gonzalvo y un ejemplo de maravillosa ilustración

     Sin duda, una de las publicaciones más hermosamente ilustradas que conozco es la de: Martínez Rondán, J., El templo parroquial de Rubielos de Mora y fiestas que se hicieron en su dedicación, 1980. Los dibujos a plumilla del maestro rubielano, glosando el hermosísimo episodio de la construcción de la nueva iglesia intramuros plasmado en sus páginas por el presbítero saguntino, son ejemplo y delicia de como se trabaja una edición, aplicando mimo, oficio y gusto, como si se hubiera impreso en otros tiempos. También acompañan el libro una representación de las ermitas de la población que ya las incluiremos más adelante. Creo que merece la pena ver todas estas creaciones por separado por, simplemente, disfrutar.

     Imagen de los últimos momentos constructivos, en el que los maestros canteros ultiman las piezas de la torre campanario y la colocación de los pináculos sobre los contrafuertes. En el ángulo izquierdo, el arquitecto Pedro Ambuesa muestra los planos al mosén, con sotana y teja, que le indica algunas observaciones.
     En este primer dibujo el artista recrea con fidelidad el interior de la antigua parroquial, desnudo de la reforma realizada en el siglo XVII para incorporar, entre sus muros, la iglesia y convento de agustinas. Adviértanse las características del viejo templo diafragmático o de reconquista, con una sola nave con capillas entre contrafuertes, con arcos de piedra apuntados y techumbre de madera a dos aguas, así como la cabecera plana con rosetón y los tres absidiolos. Llama la atención la incorporación de personajes actuales a la escena, como Miguel Ángel Torán (primero desde la izquierda, en primer plano), mosén Segis, como cura de la representación con incensario, Vicente Palomar, manejando la bandera en reverencia, el propio José Gonzalvo, a continuación, y "El Feo", cerrando en el extremo derecho con un farol. 
     Preciosa resulta esta recreación de la comitiva procesional con el Santísimo saliendo del antiguo templo hacia el pueblo. Se observa el edificio despojado de las construcciones que hoy en día lo ocultan y la vieja rambla del Romeral canalizada junto al camino con sus pequeños puentes.

     Bella instantánea de mujeres que acompañan la procesión con el numeroso público que, desde las puertas de los huertos y los pretiles, asisten piadosos al paso del palio. Al fondo, todavía con los andamiajes pero casi concluida, la torre campanario.
     Plasmación solemnísima del conocido episodio de la entrada del Santísimo Sacramento a la villa. Una granada suspendida desde el portal se abre, con un niño en su interior vestido de ángel, que realiza cánticos eucarísticos y derrama unos pétalos de flores. La multitud de clérigos y fieles asiste emocionada al acto.

    Después de una ilustración que plasma la bajada procesional por la calle de los Leones, se presenta esta brillante composición de la entrada de la Eucaristía al recientemente inaugurado nuevo templo. Todos los objetos litúrgicos se aúnan con el gentío y la composición arquitectónica del espacio de la plaza de la Sombra para conseguir unos efectos realmente sublimes.