Todos los rubielanos ausentes tenemos una fecha inexcusable marcada en rojo en el calendario. Uno de esos días que llevamos señalada en el corazón y que, allá donde nos encontremos, siempre intentamos o bien regresar fugazmente o bien añorar. Ese es el día de nuestra querida patrona, la Virgen del Carmen, el día 16 de julio. No es ahora el momento de hablar de todos los hermosos actos que jalonan la actividad de esa jornada. Pero, entre ellos, muchos de los rubielanos volvemos con el ánimo de poder asistir a la misa mayor cantada y, sobre todo, a la procesión de media tarde, un estallido de fervor, fe, sensaciones y color que hacen saltar la lágrimas a todos a los que nos encontramos vagando por esos mundos de Dios.
No obstante, las últimas décadas han visto decaer una de las tradiciones más bellas de nuestras tradiciones, que muchos no hemos visto más que esporádicamente, la de sacar a hombros la imagen de nuestra Virgen, sustituida por un simple carro. Esta circunstancia viene dada por la desaparición o disolución, no sé como llamarlo, de los famosos Mozos del Carmen. Aquel grupo de mocetones que, durante toda su juventud, se hacían cargo de la imagen en todos actos procesionales, cargando acompasadamente con el paso con su alba y escapulario. Ese mismo grupo de jóvenes que salían a pedir limosna todos los domingos para sufragar los gastos de la fiesta y que hacían a la devoción popular entre los rubielanos.
No sé bien cómo pero, un día, todo aquello se acabó y recogieron el testigo, como por sorteo, los quintos. Éstos, con sus 18 años recién cumplidos, si llega, como en mi caso, y sin ninguna experiencia con un anda, no son capaces de llevar una peana tan pesada a pulso durante el largo reccorrido, con lo que, año tras año, la Virgen sale en su carro, robando esos momentos de espectacularidad y brillantez que tenía Nuestra Señora cuando sus porteadores abrían la calle con el paso cadente de su caminar.
Sin desestimar a nadie, ¿No se podría recuperar la tradición de los Mozos del Carmen? Y, a pesar de estos tiempos difíciles que vivimos para nuestras tradiciones, ¿No habría jóvenes que se apuntaran para llevar a su querida patrona? Seguro que sí.