Una de las historias recientes que, aunque yo no he llegado a ver por edad, han marcado el refranero contemporáneo de nuestro pueblo, ha sido la del célebre "tío Cañamón", que en los últimos años de la posguerra llegó a ser un tipo célebre en el Rubielos de aquella generación y que, ayer mismo me dijeron, falleció hace algunos años creo que en Castellón, vinculado a la ONCE, pues nunca tuvo demasiada vista.
Compañero de batallas, travesuras y diabluras del conocido "Tripeta", al que por cierto vi el otro día junto a las escuelas, ha sido el protagonista de uno de los episodios más recordados en los corrillos de nuestros padres. Según parece, era una persona peculiar, aunque entrañable, en todos los sentidos de la palabra. Todos nuestros mayores recuerdan el suceso de la cogida de Cañamón por aquel toro embolado en una de las noches de verano y dicen:
"Os acordáis de Cañamón. ¡Si!, decían. Cuando vio acercarse al animal vio dos rejas y dos toros. Se subió a la reja que no era... y le cogió el toro que era".
Todo un reflejo de la vida misma.
Todo un reflejo de la vida misma.