Fue Rubielos una de las poblaciones de mayor importancia en la narración de los hechos acontecidos en la primera Guerra Carlista, sin duda la primera guerra civil española. Sin lugar a dudas, la villa fue marco especial de dos de los grandes acontecimientos de la contienda. El primero de ellos fue la gran ovación con que la población recibía al general Ramón Cabrera el día 9 de enero de 1837 cuando, convaleciente de sus heridas, volvía a reunirse con sus tropas a la entrada de nuestro pueblo. La escena, una de las más importantes de la guerra, fue recogida por la crónica de Buenaventura de Córdoba (1845), acompañada de un hermoso grabado xilográfico en el que se representa la entrada triunfal del militar tortosino.
“Evacuáronlo inmediatamente los carlistas tomando el camino de Rubielos, en cuyo pueblo se hallaban reunidos los batallones 2º de Valencia, 2º de Tortosa, 4º de Aragón, y la infantería y caballería del Turia. En Rubielos aguardaba á Cabrera otra escena que casi merece el nombre de una verdadera ovación. Tendidos los batallones, apoyando la cabeza en el alojamiento que debía ocupar su general, hasta media legua de distancia del pueblo, recibiéronle como en triunfo entre vítores y felicitaciones. Algunos voluntarios, dudando si era ilusión ó realidad lo que veían, se salieron de las filas para contemplarle de cerca. “Él es, decían, es D. Ramón.—Si hijos míos, yo soy: aunque este semblante os revela mis padecimientos, he recobrado el antiguo brío al verme entre vosotros en el país de nuestras hazañas. Viva el Rey.—Viva el rey y viva Cabrera.” (Buenaventura de Córdoba, Vida militar y política de Cabrera, Tom. II, 1845, 159-160).
Ésta fue la primera entrada de Cabrera en Rubielos. La escena, como muestra de manera ideal la viñeta, debió suceder en lo que en la actualidad es el "Plano", ya que Cabrera llegó por el camino de Mora. Como sabemos por la historia, en el segundo gran regreso, tan sólo unos meses después, el recibimiento no sería tan caluroso.