Para
muchos de nosotros, rubielanos naturales o de adopción, residentes o en la
distancia, resulta muy difícil relatar los episodios más recónditos de nuestra historia
como pueblo. Sobre todo cuanto más atrás en el tiempo nos adentramos y más nos remitimos a momentos bajomedievales, cuyos testimonios documentales se desvanecen en la profunda noche de los tiempos. Y no digamos si nos ponemos a relatar la huella o la presencia de otras culturas en nuestras tierras (no vamos a hablar aquí de la recurrencia moderna a la falsa convivencia de dichas tres culturas), de la que mucho se desconoce, si no todo. De la presencia musulmana, pocos datos y ya hablaremos de ellos en un futuro... de la presencia judía, ninguno. No obstante, en este sentido, llama la atención, en la jamba de sillería de una casa de nuestra localidad, en la calle Sangre de Cristo, de un orificio rectangular de lo que podría haber sido, probablemente, el hueco para la colocación de una Mezuzá hebrea.
Colocada en el marco de la puerta de entrada (también, en ocasiones, en otras habitaciones interiores), la Mezuzá es símbolo inequívoco, de cara al exterior, de la presencia de un hogar judío y testimonio de que sus ocupantes se esfuerzan, además de en los acontecimientos familiares rutinarios, en el hacer espiritual y en la permanente vinculación con Dios.
"Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente como una marca; escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades." Deuteronomio 6, 4-9
"Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente como una marca; escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades." Deuteronomio 6, 4-9
Y es que, como oportunamente recalca La Torá (Deuteronomio 11:21), se dice: "De modo que prolonguéis vuestros días y los días de vuestros hijos… "
La Mezuzá es el rollo de pergamino, introducido dentro de una cápsula preferentemente de cristal, madera o metal, redactado a mano por un escriba (Sofer), con el texto en hebreo de el
"Shemá", pasaje bíblico donde se incide en la unicidad de Dios y la
dedicación del pueblo Elegido al Todopoderoso Señor de Israel. Tras recitar la correspondiente bendición, se colocaba en los flancos de entrada de la puerta de la casa, a la derecha según se entra y a media altura, protegiendo a la familia. Y, por ello, cada vez que se pasa por la puerta se la acaricia y se la besa, recordando la Alianza, la fe y la vigilancia del Señor, cuyo nombre, Sha-dai, en
el dorso del manuscrito, constituyen las siglas de las palabras hebreas Shomer Daltot
Israel o "guardián de las puertas de Israel.")
Muy difícil tenemos encontrar datos sobre restos hebreos en Rubielos. Quizá algún día los archivos parroquiales o municipales, u otras fuentes, ofrezcan alguna luz a la cuestión. No obstante, creo que resulta un planteamiento romántico pensar en la presencia del pueblo de Israel en la localidad, aunque fueran algunas familias aisladas. De todas maneras, como ocurrió en nuestras tierras, los judíos marcharon mucho antes de la expulsión general de 1492.
La expulsión de los judíos, Emilio Sala Frances (1889) |
En la actualidad, lejos de poder afirmar cosa alguna al respecto en nuestro pueblo, ni en contra ni a favor, muchos somos los hogares cristianos que hemos asumido tan bella y antigua tradición que, para muchos, ha pasado a la posteridad, hay que decirlo, de la mano de la pantalla grande en cinemascope. Quién no recuerda a Charlton Heston en su papel de Judà Ben-Hur en la emotiva escena besando la Mezuzá de su hogar a la vuelta de su condena en las galeras.