En el Rubielos de los años 50, el señor Miguel, tras sufrir una aparatoso infarto, sin duda consecuencia de su gran afición a los pitillos, tuvo que cambiar de aires y tomarse las cosas con tranquilidad. De esta manera, antes de entrar en las cuestiones de la Caja de Ahorros, donde acabaría su vida profesional, pensó en abrir sendos negocios contando con la ayuda de su hija, aún soltera. El primero de ellos, una fábrica de gaseosas. El segundo, y de manera simultánea, una fábrica de alfombras de nudo que alcanzó cierto renombre en tierras aragonesas y valencianas.
El acento artesanal de las obras le confería una apariencia costumbrista y colorista a todas las piezas, con diseños propios de los años 50 en que se desarrolló la actividad profesional. Dejarían de producir a finales de los años 60, cuando su hija se casó y marchó a Valencia y D. Miguel Torán pasó a ser director de dicha Caja. Os adjunto dos imágenes preciosas de alguna de las realizaciones fotografiadas por aquellos años en la terraza donde las secaban, recayente a la calle del Muro, sobre la antigua muralla.